viernes, 17 de agosto de 2007

jueves, 16 de agosto de 2007

No la invites a tu matrimonio...


Me refiero a la soberbia. La soberbia es capaz de hacer fisuras en la relación de una pareja que con el tiempo van creciendo hasta convertirse en grandes rupturas que pueden ser muy difíciles de reparar.

La soberbia es, diría un autor, el pecado que más estragos produce en el ser humano. El orgulloso es esclavo de su egoísmo, está ciego y sordo para todo lo que no sea él, quiere bastarse a sí mismo. Y en su locura llega hasta prescindir de Dios.

El matrimonio que quiera llegar hasta el final de la meta y encontrar la felicidad plena, debe luchar seriamente contra este vicio.

sábado, 11 de agosto de 2007

Saber esperar...


Uno, otro, y otro más... Los caprichos de los hijos parecen no tener fin.

Se aferran a algo y no escuchan razones, quieren las cosas en el momento, quisieran ser los primeros en atención antes que cualquier otra persona, quieren imponer su voluntad sin ver lo que conviene en ese momento.

Tratamos de corregirlos y esperamos resultados inmediatos...no es posible que esto suceda así.

Si nosotros adultos, con más conciencia de la vida, caemos en estos mismos caprichos y no entendemos "a la primera" cuando cometemos errores, no esperemos resultados inmediatos en la educación de los hijos.

Me parece que ante estas situaciones deberíamos tomar dos actitudes:

1. Corregirnos primero nosotros mismos como padres y madres de familia y
2. Saber esperar. La paciencia logra resultados más efectivos aunque no tan inmediatos.